martes, 27 de octubre de 2009

27 de Octubre. Guajira 2ª parte. De camino a Mayapo

Nos levantamos sobre las 7 de la mañana y nos vamos a comprar alguna cosa para el desayuno en la tienda del argentino (una manera de pagar el favor del servicio de guía).





Elena se ofrece a prepararnos el desayuno mientras nos bañamos con Santiago en el mar. El mar resulta extraño ya que exteriormente parece normal, pero luego el suelo en lugar de arenoso parece limo y da un poco de asquillo. Aun así el baño se agradece un montón.







A eso de las 10 de la mañana salimos rumbo a nuestro destino de hoy; Manaure y Mayapo que están cerca de Uribia y Riohacha respectivamente. Elena nos intenta convencer de quedarnos más días en el Cabo y ver las cosas que ofrece. Pero la verdad es que nos da miedo quedarnos definitivamente tiradas en mitad de la nada y lamentando mucho el no haber aprovechado el sitio decidimos irnos. Solo tenemos tres días para verlo todo si queremos ver el parque Tayrona.
La salida del Cabo también es espectacular y anecdótica. Aunque Elena, se supone que funcionaba como guía, una vez en el desierto estaba totalmente perdida. Y nosotras, que nunca habíamos estado allí, acabamos guiándola, le decíamos que solo tenia que seguir los surcos de las ruedas de otros coches e ir recto (hacia lo que parecía una carretera) dejando siempre a la izquierda las montañas.



Mientras vamos hacia la trocha siguiendo al camión cisterna para no perdernos, la caravana da un salto en uno de los baches infierno, se cae la escalera de la litera, que acaba estampada en la sien de Maripaz. La pobre toda llorosa del dolor y Elena mas preocupada en seguir al camión. Quiero pensar que fue porque nos vio curándola. Por suerte la cosa no es mucho, solo una heridilla pequeña que sangra poco y no nos quedamos sin Peich.
Sin ningún problema más llegamos a la trocha y de allí a Manaure a ver las salinas, que no resultaron todo lo interesantes que creíamos.



Lo mejor de todo fue el jugo de sandia que nos sirvió de sustituto de la comida. Y además las tres horas de camino se convirtieron en cuatro bajo un calor horroroso.
De allí nos dirigimos de nuevo a Uribia, para comprar cosas como arroz, harina… de origen venezolano (mucho más barato) y que así Elena pudiera hacer negocio.



Ya desde Uribia nos ponemos rumbo a Mayapo, un pueblo Wayuu que decía estaba cerca de allí, pero que resultó estar cerca de Riohacha. Es decir, lo que se supone que estaba a media hora nos costó casi 3 horas. Ufff.
Por suerte esta vez la carretera es medio decente y asfaltada. Lo malo que el coche va a 30 por hora, y que ya tiene rotos hasta los faros. Llegamos a las 6 de la tarde y de pura suerte. El ver atardecer queda totalmente descartado.
Como estamos sudadas de todo el día allí encerradas (7 horas de casa carro es muuuuucho) nos vamos a dar un baño refrescante y luego a cenar un arroz que nos había hecho Elena. Cosas como esa nos descolocaban, ya que por un lado parecía muy amable ya que lo de hacernos la comida no estaba incluido en la tarifa de la casa carro. Pero por otro nos agobiaba un poco con la idea de alargar la estancia o en lo de prestarle dinero. Yo me declino mas por lo primero, ella solo quería ganar mas dinero ya que veía que la casa- carro necesitaría un buen arreglo al llegar (si llegábamos) a Taganga y que el viaje no le iba a salir rentable. Creo que fuimos sus conejillos de indias.
Como hace fresco y bastante aire, decidimos que hoy nadie fuera. Así que nos apañamos dentro de la casa carro. Mas bien se adaptan ellos ya que nosotras no prescindimos de nuestras camas (por algo las hemos pagado). Elena duerme entre los asientos de delante y el pobre Santiago en una colchoneta en el suelo.
Como nosotras no tenemos sueño, nos vamos hacia la orilla con unas sillas y estamos de charla hasta que nos entra el sueño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario