Bajamos a desayunar y estamos de cháchara con la camarera que resulta que había vivido en España (la tercera que habla español en todo Rumania)
El bus sale a su hora así que llegamos a Brasov a las 12. Cabe destacar el detalle de una mujer del bus que, viéndome perdida, me acompaño al baño en una de las paradas. Me dio palo decirle que lo único que no había entendido era cuanto tiempo paraba el bus y si me daba tiempo a ir al baño.
Ya en Brasov, y una vez alojadas en el hotel de la ultima vez, nos vamos a pasear a un mercado al aire libre que había en el parque y luego a comer. Nos llama la atención lo bonito de los parques de este país, hasta los maceteros son originales.
Como no sabemos que hacer, decidimos ir a Poiana Brasov, la estación de esquí donde la gente la en verano va a pasear por sus rutas senderistas, sube al telesilla para ver montañas…
Cogemos el bus y nos vamos hacia allí. Como está bastante cerca llegamos enseguida. Pero que decepción, el montasillas, para no variar estaba “inchis” (y eso que según la guía estaba abierto todo el año) y no encontramos ninguna referencia a rutas senderistas.
Cuando ya encontramos una, ya era tarde y además estaba llena de camiones forestales…atractivo atractivoooo
Aun así el sitio estaba bastante bien, aunque a mi parecer demasiado “urbanizado”. Nada que envidiar a cualquier estación de esquí de cualquier país europeo. Estuvimos un rato de relax tomando el sol y bajamos ya para Brasov
Allí un paseito por la ciudad donde nos tomamos un helado que tenia muy buena pinta pero que resulto bastante insulso y al hotel a descansar. Sigue habiendo puestos de "kurto kalacs, tam adorados por la población. Nosotras ya, pasamos de comer más.
No cenamos, todavía estamos empachadas.
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