miércoles, 4 de julio de 2012

Bye bye Caño Cristales

Aunque hoy ya tenemos que regresar a Villavicencio tenemos tiempo para una excursión matutina. Nos dan a elegir varias opciones y, cómo no, elegimos aquella que incluya baño, jeje.



Nos vamos pues a Caño Cristalitos, versión mini de su hermano de casi el mismo nombre y de acceso más rápido (solo un corto trayecto en lancha y un pequeño paseo por una loma). Tanto en el camino como en el mismo caño volvemos a estar prácticamente solos. Un lujo.
Estamos un buen rato allí investigando y bañándonos y volvemos hasta el pueblo donde recogemos nuestras cosas antes de irnos a comer. Nos vamos ya hasta el aeropuerto donde nos despedimos con pena de nuestra guía a la que hemos llegado a coger cariño, y cogemos la avioneta que nos llevará a Villavicencio

Esta vez el trayecto es un poco más accidentado. Hay nubes, alguna que otra turbulencia y aterrizamos en medio de una enorme tormenta.
Allí cogemos un taxi (taxi Aeropuerto-Terminal 13.000p) hasta la terminal de buses donde vuelve a haber una enorme fila para comprar billetes para volver a Bogotá
La vuelta es igual de tortuosa que la ida, 4 horas para un trayecto que suele demorar 2. Con el fin de ganar un día, decidimos coger el bus nocturno a Neiva y así al día siguiente podemos empezar a ver el Desierto de la Tacatoa (bus Bogotá-Neiva 40.000p, unas 5 horas). Comienza nuestra colección de buses nocturnos (OJO, en Colombia tienen por costumbre poner el aire acondicionado a tope, hay que abastecerse de ropa de invierno si no quieres morir congelado en los trayectos nocturnos.  No exagero, la gente va con mantas)






No hay comentarios:

Publicar un comentario