viernes, 6 de noviembre de 2009

6 de Noviembre. Vuelta a Bogotá

Hoy me levanto como siempre aunque no tengo ninguna prisa. Me voy a desayunar a una pastelería francesa a la que había echado el ojo el día anterior, me tomo un pastel de coco y chocolate bastante rico y un chocolate. Tampoco es nada del otro mundo pero está bien.
La idea que tenia era pasar la mañana viendo tiendas, pero están cerradas así que, como tampoco tengo un especial interés en la artesanía local (y ya me arruiné en Raquira), vuelvo al hotel a hacer la maleta y hacia la estación de buses.
Como no quiero llegar pronto a Bogotá, aprovecho el transbordo en Tunja para ver la ciudad.



La ciudad no tiene mucho de interés pero si un museo decente, la casa del Escribano Don Juan de Vargas (2.000p). Una antigua casa colonial con objetos antiguos y originales techos decorados con una mezcla de simbología cristiana y mitológica.



En poco más de una hora doy por vista la ciudad y me vuelvo a la estación donde cojo el primer bus para Bogota (27.000p).
El trayecto de poco más de tres horas se me hace corto ya que, para no variar duermo durante casi todo el trayecto.
Al llegar a Bogota el bus hace una parada en una calle que según mi mapa queda más cerca del hostal que la Terminal, así que bajo y cojo un taxi que me lleve al hostal. El taxista también resulta bastante agradable y hablador.
Ya en el hostal, decido cambiar mi habitación individual por una cama en la comunal ya que esta ultima tiene un cajón en donde puedo dejar mis cosas (que era mi mayor problema con las comunales). Así ahorro bastante dinero. Espero que los compañeros se porten bien.
Como es bastante tarde y tengo hambre me meto en el primer restaurante que veo abierto, un israelí donde como de maravilla. Sobre todo esa naranjada con hierbabuena, umm que placer
Me voy al Museo Botero (gratuito) que está bastante bien para pasar el rato y a la Casa de la Moneda donde no me dejan entrar porque hay código amarillo ya que según me cuenta hay una manifestación dos calles mas abajo. Colombia con la seguridad es una barbaridad.
Como aun me queda rato y no tengo nada que hacer me voy a la biblioteca a cotillear. Lo malo es que no tiene libros visibles, todos hay que pedirlos, y además no hay novelas. Me voy entonces a una librería para ver si compro un libro. Ya me he terminado todos los que llevaba y me he quedado sin entretenimiento nocturno. Me llama la atención el elevado precio de los mismos, ya que en el mejor de los casos tiene el mismo precio que en España.
Aun así me compro un libro y me voy al supermercado para ver si compro algo de cena. Como aun ando algo empachada del israelí, me compro solo una sopa de sobre y un yogur
Vuelvo al hostal, utilizo un poco Internet y me preparo la sopa, que me sabe deliciosa
Antes de subir al cuarto, me paso por la biblioteca del hostal, donde con sorpresa descubro un libro en español, es uno de los de Harry Potter y pese a que había dicho que no los leería nunca me lo cojo para entretenerme en mi estancia en Bogotá.
Mientras estoy en la habitación me empieza a hablar un noruego muy agradable que me invita a ir con ellos en un bus que, según el, nos lleva de excursión tranquila, es decir, te lleva a un mirador a beber y luego a una discoteca a seguir bebiendo. En definitiva mi plan “ideal”, sobre todo después de un mes de viaje.
Declino agradecida su invitación y sigo leyendo hasta las 10. Tengo suerte, pese a que llegan a las 4 de la “tranquila excursión” no me molestan para nada.

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