Aun así, debido al mal tiempo preguntamos a la chica de recepción si el camino es igual que el día anterior (más que nada por ir psicológicamente preparadas). Después de un intento de conversación, con teatrillo incluido creemos entender que el camino es ancho, que no tendremos que ir escalando por terraplenes, eso sí, del barro no nos libramos… (yo doy gracias de seguir viajando dentro de la mochila)
Viene nuestra guía, otra chica H’Mong, vestida a lo tradicional. Otro montón de chicas H’Mong se nos acoplan a lo que pedimos a la guía que les diga que no vamos a comprar nada así que no se molesten en seguirnos. Este día entonces no nos seguirá nadie.
Atravesamos el pueblo con una niebla tan densa que no se distingue nada a mas de 50 metros. Luego cogemos un camino de tierra y nos ponemos a andar. Al igual que el día anterior el paisaje se ve deslucido por el mal tiempo así que, pese a que el camino es ciertamente mejor, no paramos de mirar al suelo con el fin de no resbalarnos.
Las vistas que podemos ver son parecidas al día anterior, arrozales marrones, pueblitos y unas siluetas de montañas que aparecen de vez en cuando entre la niebla.
Tenemos la suerte de encontrarnos un entierro pero por respeto tampoco nos paramos más que a mirar un poco. La guía nos cuenta que allí en Vietnam no hay cementerios (imagino que se refiera a budistas) sino que la gente entierra a sus muertos por donde quiere, su arrozal, un río… (Ahora entiendo porque había tumbas a los lados del rio por el que fuimos a la Pagoda del Perfume.
Pasamos la mañana caminando hasta que llegamos a una homestay en donde paramos a comer (otro bocata) después de lo cual seguimos caminando. Aparecen unos niños a los que damos unos globitos que los dejan tan contentos.
Como hemos ido a un ritmo bastante rápido, la guía nos dice que hay tiempo y que vamos a aprovechar para ir a ver una Cueva cercana a Ta Phin.
Nos dicen que es enorme, pero solo entramos un poco porque no da tiempo para más.
Los últimos pueblos que hemos ido viendo están habitados por personas de otra etnia, los Zao Rojo que visten de una forma muy particular (según foto)
Volvemos al hotel donde nos daos una reparadora ducha y hacemos tiempo hasta que nos venga a buscar el minibús que nos llevará a Lao Cai.
Mientras esperamos fuera se nos acercan un par de H’Mong que empiezan a hablarnos ya sin demasiadas muestras de querer vender nada. Nos acabamos echando unas buenas risas con ellas (si es que son majas las pobres).
Viene por fin el minibús que nos lleva a Lao Cai, un trayecto de 1 hora por una carretera en la que no se ve mas alla de 50 m, miedito.
Al llegar a Lao Cai, como hay tiempo entramos a cenar en un restaurante. Resultó un acierto ya que gracias a ellos conocimos a una pareja de españoles que serian nuestros compis de viaje durante los siguientes 5 días.
Después de la cena vamos al tren y al poco viene esta pareja que nos pregunta sobre el modo de viajar a Cat BA (nuestro siguiente destino). Como vamos al mismo sitio decidimos ir juntos.
Estamos de cháchara un buen rato y sobre las 11 nos vamos a dormir.
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